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jueves, 11 de junio de 2015

Cesare Catá, un profesor famoso por sus deberes del verano


Cesare Catá, el profesor italiano que aparece en esta foto y da clase de secundaria en el Polo Scolastico Paritario "Don Bosco" (Fermo, Italia), puso estos deberes para el verano a sus alumnos.  Lejos de formulaciones matemáticas y otras tareas lectivas son ejercicios para la vida y el disfrute del verano. Pienso seguirlos al pie de la letra...

deberes, profesor iraliano, verano, Cesare Catá

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Cesare Catá y sus deberes 

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viernes, 2 de agosto de 2013

Gorilas o grillos, esa es la cuestión




UNA de las frases que más ha dislocado mi trayectoria vacacional se la escuché a una pareja de recién casados que, agarrados de la mano, miraban abatidos el horizonte del Mar de la China. Yo chapoteaba junto a la orilla en un agua turbia, como un picatoste en medio de una sopa de verduras, cuando una medusa me abrasó el brazo con sus colgajos venenosos. Salí del agua maldiciendo y, al pasar junto a ellos, oí que la chica decía: "Echo de menos la playa de Gorliz...". 
Aquello fue una revelación y sentí que alguien había conseguido verbalizar uno de mis sentimientos más profundos. Estábamos a 16.000 kilómetros de casa, habíamos pasado 17 horas metidos en un avión y después atravesado la península malaya en autobús y, ahora, acababa de descubrir con lágrimas en los ojos que no era la única persona que en aquel lugar echaba de menos la playa de Gorliz. 
Desde entonces, el kilometraje de mis viajes se redujo drásticamente. Ahora veo a los demás cargados de folletos, haciendo encaje con las rutas aeronáuticas y poniéndose extrañas vacunas quizás más nocivas que las enfermedades que combaten y no siento ninguna envidia. 
Por ejemplo, mi amigo Luis, en ocasiones incapaz de localizar a su gata en el jardín, se va al Congo a rastrear gorilas por la selva ayudado por la señal GPS que envía un satélite. Espero que tenga suerte. Mientras tanto, yo perseguiré grillos por las campas cercanas y karramarros por el litoral y no necesitaré ni siquiera una brújula.
Por Josetxu Rodríguez

viernes, 12 de julio de 2013

El nunca lo haría, de eso puedes estar seguro


SUCEDIÓ como suceden estas cosas: se lo encontraron un día en la calle, a los niños les cayó simpático y decidieron llevárselo a casa. Enseguida se hizo a su nueva vivienda y se le notaba que estaba cómodo en el rincón donde colocaron su cama y sus cosas: una manta calentita, su plato y la caja de galletas que más le gustaba. 
Al principio todo fue muy bien. Los niños estaban encantados. Le acariciaban, le besaban, comían al mismo tiempo, salían juntos a pasear y cuando llegó el verano quisieron llevárselo de vacaciones. Fue un poco lío porque se mareó en el coche y hubo que parar varias veces para que pudiera orinar. Además, una vez en la costa, los críos hicieron nuevos amigos y le dejaron semiabandonado. Por eso, decidieron que no volverían a hacerlo. 
Fue pasando el tiempo y la convivencia sufrió cierto deterioro. Los críos casi no le hacían caso y, con los años, sus manías se agudizaron. Se le veía abatido, las galletas dejaron de gustarle y había que hacerle comidas especiales y, lo que es peor, iba dejando los pelos en el sofá, en el lavabo, en la moqueta... Se plantearon trasladarle a algún lugar donde pudieran prestarle más atención que en una casa en donde casi todo el mundo estaba fuera durante todo el día. Esta cuestión fue objeto de debate, aunque lo que quedó claro desde el principio es que no le abandonarían en el aparcamiento de un hospital ni en una gasolinera: primero, porque él nunca lo haría; y segundo, porque al fin y al cabo era el abuelo.

Josetxu Rodríguez 

domingo, 30 de junio de 2013

El homo vigoréxicus interruptus, un peligro para la Humanidad


ENTRE las especies de homínidos que malvivimos en la zona euro hay ejemplares no exentos de peligro. Uno de los más dañinos por su amplio potencial para producir estragos en todo tipo de bienes, ya sean propios o ajenos, es el Homo Vigoréxicus interruptus. Esta especie de supermán a tiempo parcial suele pasarse el año matasellando albaranes en una distribuidora de txistorras o quemándose los ojos ante un ordenador, pero cuando llegan las vacaciones se dirige a una agencia de tourturing y contrata un programa al que ni siquiera el juez del caso Nóos, que los tiene bien puestos, sería capaz de hacer frente por más que incluya un seguro de vida y una UVI móvil. 
El Vigoréxicus interruptus es un individuo con gran propensión a padecer y producir politraumatismos y lo mismo te cae encima desde un puente atado a una soga, que se precipita sobre tu tortilla colgando de un parapente. En ocasiones puede pasarte por encima con una moto de agua, atropellarte con un caballo desbocado o aparecer enredado en la pita de la caña de pescar con bombonas de oxígeno y todo. 
Solo rivaliza con él, en lo que a molestias se refiere, el Explorator nautilensis, que suele introducirse en alta mar a lomos de un sillón flotador con mar arbolada y viento fuerte. Ambos merecen ser hibernados en junio y descongelados en septiembre para tranquilidad de la comunidad en general y de los servicios de emergencia en particular.
Josetxu Rodríguez