BIENVENIDOS. Están ustedes aquí porque se han rezagado en su actividad docente y los alumnos se merecen algo mejor.
Señor Uriarte, de Conocimiento del Medio, ¿qué le sucede?
-Que no encuentro la clase. Los niños cambian el número de las aulas y para cuando los localizo ha pasado la hora. Además, hay alumnos de diferentes colores y no entiendo su idioma.
-Vale. Y usted, señor Uranga, ¿por qué escribe las fórmulas matemáticas en las paredes?
-Porque no tengo pizarra.
-¿Y la electrónica?
-¿Cuál?
-La pizarra electrónica conectada a Internet que tiene usted en clase cubierta de pósteres.
-¿Eso es la pizarra? Pensé que era un tablón de anuncios. ¡Así que costaba tanto clavar las chinchetas...! -Entendido. Señor García, ¿cuál es su problema en Literatura? Sus alumnos no han leído nunca un libro recomendado por usted.
-No lo entiendo. Todos son del Siglo de Oro y escritos en castellano antiguo o en euskera primigenio. El que hablaban Adán y Eva. No comprendo su desinterés. A veces dudo que sepan leer y eso ya no es problema mío.
-Apuntado. Señorita, Aristegi, no ha vuelto al colegio hasta que hemos llamado a la Ertzain-tza. ¿Por qué?
-Porque ahora crío y educo perros peligrosos y como profesora de Filosofía nunca antes me había sentido tan querida. El otro día un pitbull me dio un mordisco de afecto y se me cayeron las lágrimas. Se llevó dos dedos, pero fue sin querer. Cuando los niños me mordían, sus padres aplaudían... Y así sucesivamente.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
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