Scarlett Johansson también sufrió el robo de fotos de su móvil |
HACE algunos años se denominaban
leyendas urbanas y eran tan absurdas como divertidas. ¿Recuerdan la del
perrito que una pareja de Bilbao se trajo de Marruecos y dos meses
después le llevaron al veterinario y les dijo que era una rata? ¿Y la
del tronco del brasil que se movía por la noche porque tenía un nido de
tarántulas en el tiesto? Por no hablar de la desaparición de niños en
los supermercados, que sistemáticamente eran localizados in extremis
cuando ya les habían cambiado de ropa y teñido el pelo para que no
fueran reconocidos. Te lo contaban, en un par de semanas el bulo llegaba
a mil o dos mil personas y desaparecía sin daños colaterales.
Hoy, ese
tipo de historias han mutado, se han adaptado perfectamente a las redes
sociales y es tal su poder viral, que en un par de horas pueden llegar a
millones de personas incapaces de discernir si se trata de una broma o
de un hecho cierto.
Acaba de pasar con las fotos calientes de los alumnos y alumnas de la Universidad de Deusto, supuestamente robadas de
sus teléfonos móviles. Nadie sabe muy bien qué ha pasado, pero fue una
mañana frenética en la que tan pronto detenían al decano de la facultad y
a cinco alumnos como se tiraba por la ventana una de las víctimas del
robo.
No hay mejor ejemplo para demostrar que el gran potencial
comunicador de las redes sociales puede ser su propia perdición. ¿Quién
va a creerse una alerta de tsunami después de esto? Moriremos ahogados,
seguro.
Josetxu Rodríguez
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