Un parlamentario jugando con su iPAD. Imagen de "El País"
ACONTECE que los 350 iPads que se les entregan a los señores diputados cuando empieza la legislatura tienen una acusada tendencia a esfumarse. Hasta tal punto que la Mesa del Congreso ha decidido cerrar el grifo y no renovar ni las tabletas ni los iPhones perdidos por sus señorías. Los hipercríticos, como siempre, se han imaginado la escena y la describen así: "Cuñaaao, si te portas bien, por Reyes te voy a regalar esta pantallica que man dao en el Congreso y que no me sirve pa ná. Total, pa apuntar cuándo tengo que votar sí, es suficiente con la libretica y el lapicerico de toda la vida. En febrero, pido otra para la sobrina".
El caso, como era de esperar, ha causado indignación en el populacho, que ha sustituido el lema indignado de ¡A las mariscadas!por el de No hay iPad para tanto chorizo. Curiosamente, al día siguiente de conocerse la noticia y de divulgarse que todos los dispositivos pueden ser fácilmente rastreados con un pequeño programa informático, muchos de ellos han aparecido en lo que ya se denomina El ministerio de los iPads perdidos.
Quienes se preocuparon porque en ellos hubiera información sensible pueden estar tranquilos, salvo que consideren información sensible los récords de puntos en Angry Birds. Nadie quiere que los diputados de relleno se pasen la mañana haciendo crucigramas en el escaño, como hace veinte años pero, al menos, podrían ser más cuidadosos con sus juguetes.
Josetxu Rodríguez
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