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sábado, 10 de septiembre de 2016
Mariano, conjunto vacío
TRAS reflexionar mucho he llegado a la conclusión de que la mejor forma de no tener que convocar unas terceras elecciones es pasar directamente a las cuartas. Podría haberlo dicho Rajoy y el país entero habría seguido comiendo aceitunas en el chiringuito sin inmutarse. Nos hemos acostumbrado tanto a este conjunto vacío de presidente que cualquier día llegará el coche oficial a La Moncloa y solo saldrá un Pokémon.
Mariano no es de este mundo y, por lo tanto, sus tiempos no se ajustan a la lógica ni a la física ni al devenir histórico. Habla a la cámara y dice lo primero que se le pasa por la cabeza. Y si no se cumple, ya se cumplirá en un futuro pluscuamperfecto. Es cuestión de tiempo. A él le sobra. No hay Dios que eche a un gallego del poder por las buenas. Ahí están Franco, Fraga y Fidel para demostrarlo. Solo se van cuando se cansan. Este es igual y ya nos lo ha advertido: “Lo más importante que se puede hacer por vosotros es lo que vosotros podéis hacer por vosotros”. Si no lo entendemos, su ejército de pregoneros a sueldo nos lo interpretará como si leyeran en los posos del café.
En ocasiones, me quedo dormido en el sofá y cuando despierto paso un rato dilucidando si lo que estoy viendo en la tele es el informativo de la noche o el programa de Sandro Rey. ¿Estás en paro, con la madre enferma y viviendo con tres hijos en una furgoneta abandonada? No te preocupes, todo se solucionará, lo dice el dos de bastos. Buenas noches y bendiciones. Fin de la cita.
Josetxu Rodríguez @caducahoy
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domingo, 15 de mayo de 2016
¡A votar cien veces, hasta que lo hagáis como Dios manda!
PODEMOS quejarnos todo lo que queramos, pero hay que reconocer que la culpa de que haya que repetir las elecciones la tenemos nosotros por haber votado mal. Y habrá que insistir cuantas veces sea necesario hasta que entremos en razón y lo hagamos como la gente de bien. Como Dios manda, y cuando digo Dios, digo el Ibex.
Porque, el pueblo, visto desde los despachos del poder y haciendo la media, es un poco cerril y le cuesta entender que, en ocasiones, lo peor es lo que más le conviene. Como es el caso. En lugar de asimilar el consejo difundido por tierra, mar y aire, que puede resumirse en el mantra bipartidista No nos cambies, que es peor, nos dejamos seducir por unos advenedizos a quienes hace un par de años no conocían ni en el gaztetxe. Como si cambiar la caspa por una coleta al viento aromatizada con limones salvajes del Caribe o un corte de pelo seminarista con aires de incienso y Acqua di Gio fuesen a solucionar los problemas del neocapitalismo y la corrupción.
Por no hablar de los importantes. Imagínenselos en la cumbre de la OTAN: unos diciéndole a Putin que para acabar con la guerra en Siria hay que besarse más y otras pidiendo un receso a esa banda de cocodrilos para darle el pecho al bebé. Como película de Almodóvar está bien, pero nada más. Así que nos toca votar hasta dar con la fórmula que les guste. ¿Que cuál es? Ustedes sabrán.
Josetxu Rodríguez
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viernes, 8 de mayo de 2015
Caramelos, cagarrutas y elecciones
Para nosotros quedan los Jelly Belly, que son una alegoría de cualquier hemiciclo al uso. Las semejanzas son inquietantes y muy instructivas: salen caros de cojones, 6,50 euros cada caja, y por cada caramelo de plátano, arándano o fresa, tienes que cargar con un puñado con sabor a cera de oídos, huevo putrefacto o pañal meado. Son cosas de la modernidad y de la política. Hoy que comienza la campaña electoral es buen momento para decidir qué estamos dispuestos a tragar.
Me contaron una anécdota de un bautizo de posguerra. El padrino, no muy pudiente, compartió la bolsa de caramelos con los niños que esperaban fuera de la iglesia y decidió rellenarla con cagarrutas de oveja. Los chavales veían caer un montón de golosinas al suelo, pero al ir a buscarlas los más avispados solo recogían los caramelos. El resto, se zampaba los excrementos como si fueran regalices. No sé por qué me ha venido esto a la cabeza, la verdad.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
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jueves, 7 de marzo de 2013
De presidentes y peluqueros
EN Estados Unidos cualquiera puede llegar a ser presidente del Gobierno siempre que le adorne alguna virtud de especial relevancia. Por ejemplo, Ronald Reagan lo consiguió gracias a que era capaz de montarse sobre un caballo lanzándose desde la ventana de un granero. Con sólo esta cualidad logró cabalgar los designios de la Unión hasta que el Alzheimer le retiró de la política. Por no hablar de Bush, apenas capaz de comer galletas sin atragantarse.
En Europa somos algo más estrictos y a los candidatos no sólo se les exige que sean capaces de subirse al atril por sus propios medios sino también recordar las promesas que hacen, al menos hasta el día de las votaciones. Estas dos condiciones bastan para enfrentarse con posibilidades a las urnas, ya que el resto es competencia de los asesores de campaña, una cuadrilla que muy bien pudiera estar formada por uno o dos vendedores de seguros, que se encargan del marketing, un camionero para responder a los ataques verbales y un viajante de comercio que elija los hoteles y la intendencia. En países pequeños como el nuestro, las campañas electorales son bastante sencillas de llevar si se tiene cuidado de incidir en las intenciones y no en las soluciones. Aquí, los únicos que se atreven a dar recetas contra cualquier problema son los taxistas y los peluqueros: “Eso lo arreglaba yo en cuatro días”, suelen decir. Y cualquiera les lleva la contraria cuando están dando tijeretazos sobre tu cabeza o volantazos sobre una carretera mojada.
En Europa somos algo más estrictos y a los candidatos no sólo se les exige que sean capaces de subirse al atril por sus propios medios sino también recordar las promesas que hacen, al menos hasta el día de las votaciones. Estas dos condiciones bastan para enfrentarse con posibilidades a las urnas, ya que el resto es competencia de los asesores de campaña, una cuadrilla que muy bien pudiera estar formada por uno o dos vendedores de seguros, que se encargan del marketing, un camionero para responder a los ataques verbales y un viajante de comercio que elija los hoteles y la intendencia. En países pequeños como el nuestro, las campañas electorales son bastante sencillas de llevar si se tiene cuidado de incidir en las intenciones y no en las soluciones. Aquí, los únicos que se atreven a dar recetas contra cualquier problema son los taxistas y los peluqueros: “Eso lo arreglaba yo en cuatro días”, suelen decir. Y cualquiera les lleva la contraria cuando están dando tijeretazos sobre tu cabeza o volantazos sobre una carretera mojada.
Josetxu Rodríguez
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viernes, 23 de noviembre de 2012
Ibarretxe huele a chamusquina. Zapatero y Rajoy le hacían bulling

Nada une tanto como un enemigo común. La consulta planteada por Ibarretxe hermanó a Zapatero y Rajoy. Ahora le toca el turno a Mas y Catalunya. La historia se repite más que el ajo.
La imagen es de octubre de 2007
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