domingo, 11 de noviembre de 2018

Las piernas están sobrevaloradas


Andar está sobrevalorado. Como pensar. No lo digo yo, lo dicen mis piernas. Como son parte implicada y con tendencia a la vagancia no las hago mucho caso. Pero hay gente que sí y las malcría. Vamos, que las

evitar cualquier esfuerzo por mínimo que sea y hasta crean grupos de whatsapp para hacerlas los deberes. Ahí está para demostrarlo la proliferación de artilugios con ruedas que invaden el espacio público. Sentado en un banco del parque, hice un pequeño inventario: en una hora pasaron por delante patines, patinetes, bicicletas variopintas, skates, longboards, seawave, monociclos eléctricos y de tracción animal, segway, una cortadora de césped y una barredora. Ya ven, también los jardineros han dejado de caminar. Hoy es más seguro pasear por la calzada esquivando autobuses, que se les ve venir, que sentir el aliento en la cara de un ciclista o un skater que se entrena para el mundial de habilidad y velocidad sorteando peatones. Uno de ellos contaba el otro día que bajando por una barandilla cayó con su artefacto encima de un cochecito de gemelos. “La madre se puso histérica, tío. Ya le dije a la tipa: Oye, tranki, que te queda otro”.

Ahora que los coches permanecen la mayor parte del tiempo en los garajes pagando impuestos, la movilidad ecológica será otra nueva fuente de ingresos a corto plazo para los ayuntamientos: seguros, multas, permisos de circulación y mini OTAs. Por eso, conviene recordar que no hay mejor forma de moverse que la autopropulsada a base de alubias con sacramentos. Y soy el primero que debe aplicarse el cuento, ya que paso de la cama a la silla del trabajo y de ahí, al sofá hasta irme a la cama. En una ocasión me olvidé las piernas bajo la colcha y tardé dos días en darme cuenta. Con eso les digo todo y no digo más.

@caducahoy

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