viernes, 23 de febrero de 2018

El hombre y el fusil AR-15


ACTUALMENTE no me gusta matar y saco las arañas de casa para no aplastarlas con la zapatilla. Pero no siempre ha sido así. En el karma acarreo el peso de cientos de pequeñas vidas segadas, torturadas y maltratadas. Recuerdo que vestíamos pantalones cortos, tiragomas en bandolera y una lupa en el bolsillo. Explorábamos solares abandonados, vías de ferrocarril y campas cercanas sembrando el terror entre grillos, hormigas, lagartijas, mariposas, sapos y demás fauna sacrificada por inconsciencia, diversión o, en el mejor de los casos, por demostrar de forma empírica algunas leyes naturales.
 
Comprobamos así que las mariposas no pueden volar con una sola ala; que a las lagartijas les vuelve a crecer la cola, pero no la cabeza, y que a los murciélagos, por mucho que se diga, les gusta tan poco fumar como a los gatos nadar. Eran otros tiempos y la conciencia ecológica estaba esperando a Félix Rodríguez de la Fuente y su programa El hombre y la tierra. Veinte millones de personas veíamos cada noche la televisión asombrados de que todos los seres, incluidos los lobos, fueran beneficiosos para equilibrar el orden de la naturaleza.

Ayer, por primera vez, me pregunté si podría decirse lo mismo de un hombre armado con un fusil de asalto y no llegué a ninguna conclusión. Esperaré a que se estrene El hombre y el AR-15 para ver si obtengo alguna respuesta.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

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