Irene Montero, de Unidos Podemos
ME parece estupendo que Irene Montero, de Unidos Podemos, se reivindique como portavoza
para visibilizar a las mujeres en la vida pública, aunque yo ya las
veía bien antes del nacimiento de ese palabro. Comprendo que todos
debemos hacer un esfuerzo para que las miembras de nuestra sociedad, y especialmente las jóvenas,
puedan ocupar el lugar que se merecen en una lengua que las ha
discriminado durante siglos. Pero también es cierto que las palabras las
carga el diablo y antes de que se multipliquen asexualmente por fisión
binaria, como las amebas, deberíamos consensuar su uso. Si cualquiera
pudiera feminizar un término a su libre albedrío, Montero podría pasar
de la noche a la mañana de ser un cargo público a una carga pública, que
parece lo mismo, pero no es igual.
Quizá no sea la Real Academia de la
Lengua quien deba tener la última palabra, por más que Pérez Reverte
eche espumarajos por la boca. Pero alguien tendrá que ponerse manos a la
obra para evitar cuanto antes la letanía de “los vascos y las vascas”,
ora pro nobis;“los taxistas y los taxistos”, ora pro nobis;“los
recepcionistas y las recepcionistos”, ora pro nobis;y así hasta el
infinito. Vocera, portavotriz, cualquier cosa vale. Y si no hay
consenso, cambiemos todo al femenino durante los próximos 4.000 años
para equilibrar un poco. Necesitamos un lenguaje neutral que no oprima a
ningún sexo, que para eso ya están los pantalones vaqueros.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
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