Para domar a un animal, especialmente al caballo, no hacen falta bridas y látigos. Basta con acariciarlo, susurrarle en la oreja y abrazarlo si es necesario. La doma india ha conseguido unos resultados increíbles basándose en la comunicación de gestos y el cariño hacia el animal. Hay que verlo para creerlo. ¿Funcionará con los hijos?
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