Un pequeño embotellamiento. Un coche pita al que está parado delante. Los dos ocupantes se bajan, uno de ellos es manco, y se lían a porrazos ante la pasiva mirada de un guarda de seguridad que custodia un furgón. Después todo se convierte en una película de Chuck Norris con un final totalmente inesperado. Si lo ves, no creo que vuelvas a tocar la bocina nunca más.
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