lunes, 13 de mayo de 2013

Jerarquía eclesiástica: mucha cara y poca cruz

 
El obispado registró la mezquita de Córdoba a nombre de la Iglesia por 30 euros en marzo de 2006. Ahora cobra las entradas a 8 euros por persona sin entregar factura. Recibe un millón de visitantes al año.

MIENTRAS usted lee estas líneas, la Iglesia católica, capitaneada por monseñor Rouco Varela, tiene a una legión de notarios haciendo horas extras para registrar iglesias, tierras, pisos, viñedos y catedrales con nocturnidad y alevosía. Algunas de estas propiedades ni siquiera son suyas. Pertenecen a los vecinos de pueblos que, en muchas ocasiones, las cedieron para que viviera el cura o se construyera una ermita. Pero eso es un pequeño detalle sin importancia para una institución que, por sistema, cuenta con el respaldo de gobiernos con ministros más partidarios del cilicio y la mantilla que del Código Civil. 
Según las últimas estimaciones, la Iglesia ha inscrito en la última década 4.500 propiedades sin publicidad y sin pagar impuestos. Una de ellas es la mezquita de Córdoba, por cuyo registro desembolsaron 30 euros. Lo que ahora le cobran a una familia por entrar a visitarla. Más o menos lo que yo le pago al Ayuntamiento por el IBI de la jaula del pájaro. 
Y no digo que sean unos caraduras, que lo son; ni que piensen más en el patrimonio que en el demonio, que es cosa sabida. Lo que me fastidia es que intenten dirigir el país desde la sacristía y, de solo pensarlo, se me pone la piel de monaguillo acorralado. 
Para colmo, desde el telediario nos piden que marquemos una cruz en el impreso de hacienda, algo que podrían hacer ellos mismos si toda su extensa y poderosa organización realizara la declaración de la renta como Dios manda. Pero ya verán cómo no.
Josetxu Rodríguez

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