LA hierba. La hierba son esos pelillos
verdes que salen del suelo y que los ayuntamientos de las grandes
ciudades se encargan de mantener a raya en espacios cada vez más
reducidos. Los urbanícolas no tomamos conciencia de esto hasta que
adquirimos una casa en el campo o un adosado. Entonces es cuando
descubrimos que una de las principales cualidades de la hierba silvestre
es que crece y que lo hace desmesuradamente durante la mayor parte del
tiempo. Incluso cuando dormimos. P
ara luchar contra este fenómeno
natural se emplean cuatro métodos: las cortadoras de césped, los
mamíferos herbívoros, los incendios forestales de dimensiones limitadas y
el pavimentado. A primera vista no sabría cuál recomendarles, pero
descartaría en primer lugar el cortacésped, porque las 30 primeras veces
que se usa parece una diversión; las 30 siguientes, un paseo
tonificante; después una medicina que no gusta pero que hay que tragar
y, a partir de ahí, una actividad insufrible.
En cuanto a los
herbívoros, no me gusta la solución vaca porque no solo acaba
con la hierba sino también con el jardín, ya que allí donde pisa puede
plantarse un poste de teléfonos. Por su parte, las ovejas, al igual que
las cabras, rasuran el terreno pero se comen la ropa tendida, los
árboles y las llantas de las bicicletas si las tienen a mano. En cuanto
al incendio, solo produce buenos resultados con la campa muy seca, por
lo que el embaldosado o enmoquetado del jardín es a la larga la solución
más barata. Créanme.
Josetxu Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación...