COMO cada año, el acoso para que compremos Lotería de Navidad está en pleno apogeo y de nada sirve explicar que la finalidad de los juegos de azar es que perdamos dinero, no que lo ganemos. Pongamos un ejemplo, la probabilidad de que te caiga un rayo mientras esperas en la cola de la administración de lotería es de una entre tres millones, una cifra alta comparada con la de acertar la primitiva, que es de una entre 14 millones. ¿Se lo imaginan? Es como si usted está de vacaciones en Shanghai, una ciudad con 14 millones de habitantes. Una avioneta sobrevuela la ciudad, tira un billete de lotería y le cae a usted en la mano. ¿Increíble, verdad? Pues eso.
No obstante, es cierto que la Lotería de Navidad es más generosa que la Primitiva, sobre todo con el Gobierno, que se queda el 30% de lo jugado, el verdadero premio gordo. El resto ha de conformarse con un 10% de posibilidades de que les devuelvan el dinero. Cualquier otra consideración es totalmente desfavorable para el jugador, que inevitablemente perderá lo invertido.
Pero, como les decía, de nada sirve el raciocinio y las matemáticas ante una multitud que se basa en corazonadas, ilusiones y otras ciencias ocultas. Todavía ayer intentaba rebatir la curiosa teoría de un vendedor de boletos que insistía en que la posibilidad de conseguir un premio es del cincuenta por ciento: te toca o no te toca.
Yo, por ahora, me resisto a jugar: si resultara agraciado, no podría soportar que en algún lugar a alguien le cayera un rayo por mi culpa. Además, sólo toca a los de letras, porque los de ciencias no juegan nunca.
Josetxu Rodríguez
"O te toca o no te toca"... Si lo piensas es tan sencillo que tiene que ser cierto... y yo perdiendo el tiempo estudiando estadística en la carrera.
ResponderEliminar¿No sería Juan Antonio Roca el que lo dijo?
es verdad, doy fe!
ResponderEliminarxD