[caption id="attachment_934" align="aligncenter" width="400" caption="Eneko, en 20 minutos"][/caption]
NO hay nada mejor que una catástrofe para darse cuenta de lo seguras que son las factorías atómicas. Basta echar un vistazo a Fukushima para comprobarlo. La presidenta del Foro Nuclear lo explicaba muy despacito el otro día: lo que se ha demostrado en Japón, dijo, es que estas instalaciones "pueden resistir un terremoto y un tsunami". La pena es que mientras hablaba, las imágenes que mostraba la televisión una y otra vez eran las de dos reactores saltando por los aires. Es lo que tiene el átomo feroz, que va a su bola sin pensar en las consecuencias.
Yo creo que habría que refundarlo, como hicieron con el capitalismo hace un par de años cuando todo el sistema financiero mundial estuvo a punto de irse al carajo. Ustedes ya saben cómo acabó aquella historia: pagando todos a escote los efectos de la codicia de unos cuantos desalmados; y de la refundación, si te he visto no me acuerdo. Con esa experiencia, nos será más fácil sacar conclusiones sobre el futuro de la energía atómica. En cuanto pasen unos meses volverán los cantos de sirena, como los del exministro Sebastián, que afirmó: "Temer a la energía nuclear es como tener miedo a los eclipses de sol". O los de Rajoy, para quien "es la más barata y más limpia a día de hoy". Limpia no sé, pero barata seguro que sí, porque los estragos que va a provocar en Japón tendrá que asumirlos el Gobierno. Así cualquiera cuadra la cuenta de resultados.
Josetxu Rodríguez
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