martes, 16 de enero de 2018

Su móvil es un paparazzi y vende su vida



MI móvil, como el suyo, es un paparazzi. Al principio fue una leve sospecha, pero se ha convertido en certeza. El sinvergüenza aprovecha el permiso que le damos para usar el micrófono cuando descargamos una aplicación, graba nuestras conversaciones y se las envía a empresas para que nos hagan ofertas que no podemos rechazar. Como esa linterna de 9 euros con una haz de luz capaz de tirar a San Pablo del caballo. 
No crean que me resultó fácil descubrir al malandrín. Tuve que preparar una operación detectivesca en toda regla para que no desconfiara y me arruinara la vida publicando en Twitter la clave de mi tarjeta, que es 123456. 
Todo empezó cuando comenzaron a llegarme anuncios de medicamentos contra el asma. ¿Le suenan los pulmones? ¿Sufre de agobios, siseos, jadeos, sofocos y se queda sin resuello? No entendía nada. Yo respiro perfectamente, pero, pensando, pensando, caí en la cuenta de que el smartphone siempre duerme en la mesilla de noche. ¿Comprenden lo que les digo? Al aparato le pasó lo mismo que a mí con el vecino, que pensé que era un obseso de la pornografía y con el tiempo descubrí que lo que le gustaba era el tenis femenino y aquellos gritos estaban integrados en el juego. 
Ahora que lo sé, sigo igual de indefenso, pero intento confundir al espía hablando de ornitorrincos, samurais, lombardas y cosas así. Todo para retardar en lo posible los anuncios de viagra que, inevitablemente, llegarán.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación...