martes, 5 de diciembre de 2017

Chicote, piérdete



 Chicote en pleno ataque de nervios
 
ABDUCIDO por el Síndrome de los fogones -ese impulso irracional de rodearse de alimentos, pucheros y nitrógeno líquido- he decidido llamar a Chicote para que me ayude a organizar la cocina de casa. El tío no defrauda. Nada más llegar, me dio los primeros consejos: tienes que sacar el futbolín de aquí y dejar sitio para guisar y poner una mesa y unas sillas, dijo. Es un auténtico fenómeno con vista de lince. La prueba es que encontró un horno. ¡Ni yo sabía que teníamos horno! Pues allí estaba, debajo de esa cosa cuadrada de cristal que se pone roja cuando tocas un botón. Lo usaba para secar los zapatos y resulta que en él puedes asar bizcochos, pasteles de merluza y piernas de cordero. No le dije nada, pero me parece más útil la primera función.
 Después me obligó a sacar la flor de Pascua de su recipiente, porque dijo que era una Thermomix y que sirve para hacer sopa. Yo alucinaba. Y, para colmo, se mosqueó porque tengo libros en el frigorífico. Y eso que están ordenados para no romper la cadena de conservación: “El viejo y el mar”, en la balda del pescado;“El espía que surgió del frío”, en congelados;y “El último tango en París”, junto a la mantequilla. Para entonces, ya estábamos algo tensos, y cuando se empeñó en vaciar de botellas mi vinoteca, que él denominó lavavajillas, le mandé a hacer puñetas. Volveré a comer en el primer bar en el que tenga hambre. Chicote, piérdete.
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

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