SI me pongo a pensar, con
precaución para que no se disloque una neurona, es posible que recuerde
cuándo fue la última vez que Televisión Española me resultó útil. Debió
ser, más o menos, en la posguerra o en el posfranquismo prefelipista. Lo
que sí podría asegurar es que fue un domingo por la tarde. Me habían
regalado un despertador y lo puse en hora aprovechando el inicio del
Telediario. Las 3.00 en punto, justo cuando salía el señor de bigote y
camisa de funcionario. Desde los relojes de las catedrales hasta los de
sol y, por supuesto, el meridiano de Greenwich se ajustaban en ese
momento. Con eso les digo todo.
Esa tele de la Seguridad Social, que lo mismo presidía la mesa de la cocina de hogares humildes como la sala de un ministro del régimen, tenía tres cosas buenas. Una era esta y de las otras dos no me acuerdo. Desde entonces aquí, ya se saben la historia. Salvo unos cuantos momentos estelares, que los tuvo, todos los que han pasado por allí la han usado a su conveniencia. Ahora es un ente abstracto, maltratado, que huele a naftalina y a perfume barato.
Su último director, experto en manipulación, acaba de dimitir. Podría pensarse que por vergüenza. Pero qué va. Creo que tras hundirla hasta un 10% de cuota, se siente incapaz de batir ese récord. Quizá nombren a Carlos Herrera o a Carlos Dávila para que lo intenten. O a Marhuenda, que seguro que lo consigue.
Esa tele de la Seguridad Social, que lo mismo presidía la mesa de la cocina de hogares humildes como la sala de un ministro del régimen, tenía tres cosas buenas. Una era esta y de las otras dos no me acuerdo. Desde entonces aquí, ya se saben la historia. Salvo unos cuantos momentos estelares, que los tuvo, todos los que han pasado por allí la han usado a su conveniencia. Ahora es un ente abstracto, maltratado, que huele a naftalina y a perfume barato.
Su último director, experto en manipulación, acaba de dimitir. Podría pensarse que por vergüenza. Pero qué va. Creo que tras hundirla hasta un 10% de cuota, se siente incapaz de batir ese récord. Quizá nombren a Carlos Herrera o a Carlos Dávila para que lo intenten. O a Marhuenda, que seguro que lo consigue.
Josetxu Rodríguez @caducahoy
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