lunes, 5 de octubre de 2015

Cuántas peluquerías y qué pocas cabezas



LAS peluquerías cierran en masa. Al parecer, no hay suficientes cabezas para dar de comer a tanto profesional e intruso. Lo cuenta mi peluquera de cabecera, que está que arde. Me solidarizo con ella porque la conozco desde hace tiempo y porque lleva unas tijeras afiladas en la mano. Una razón muy convincente cualquiera que sea la discusión. “¿Cómo lo quieres?”, pregunta. “¿Si me corto poco me cobras la mitad?”. “No majo, es tarifa plana”. “Bueno, pues este mes rasúrame los pelos impares y el que viene ya veremos, que no están los tiempos como para derrochar cabellera”. 
Resulta que el ministerio, que no tiene un pelo de tonto, les subió el IVA al 21% y ahora todo son dolores de cabeza. La clientela se lo piensa antes de arreglarse la azotea y ya han cerrado un 30% de establecimientos. 
Al lado se sienta una señora y le dice: 
“Quiero que me tiñas de rubio, Idoia, que ya estoy harta de ser pelirroja”. 
“Cariño, le contesta, si ya eres rubia”. 
“¿Pero, qué dices? Si yo he sido morena toda la vida”.
 “De eso nada, te teñiste el pelo color azabache después de dar a luz a Mikel. Pero eras rubia, lo recuerdo muy bien”. 
“Que no. Me teñí de rubio para la boda, porque antes tenía mechas… ¿o eran rastas?” 
“Las rastas te las puse para la despedida de soltera”.
 “Bueno, pues déjalo. Si soy rubia ya volveré en otro momento”. 
“¿Ves lo que te digo?”, se lamenta Idoia. “Estamos abocados al cierre. Por cierto, ¿te arreglo las cejas?”
 “No, déjalo. Está fuera de mi presupuesto”.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy


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