viernes, 30 de septiembre de 2011

Descerebrado destatuado




EN Yankilandia puede pasar cualquier cosa; y en Illinois, ni te cuento. La última majadería la ha protagonizado Larry Schofield, a quien saludo desde aquí y le deseo una pronta recuperación. Al citado individuo no se le ocurrió otra cosa que quitarse el tatuaje con el nombre de su exmujer con una pulidora neumática. La operación, en un garaje, la dirigió un colega ataviado con guantes de fregar, mientras el resto de la cuadrilla lo documentaba con fotografías y un vídeo que ahora cuelga de internet .

Comparado con Larry, Chuck Norris es un mindundi, aunque, intelectualmente, le lleve muchas cabezas de ventaja. En este mundo cambiante, en el que la tasa de infidelidad está por encima de la prima de riesgo, es una tontería grabarse el nombre de la amada. Estaría más ajustado a la realidad colocarse una calcomanía de esas que salen en las chuches por si algún día se acaba el amor.

Aún así, si tras una noche de alcohol y luces extrañas amaneces con su apelativo en el brazo, no hace falta recurrir a los juguetes de Leroy Merlín para arreglar el desaguisado. A Larry no le da la cabeza y lo mismo podría haberse operado de apendicitis con el cuchillo de la mantequilla que amputarse el brazo y tirárselo al perro, pero tenía opciones menos traumáticas. Por ejemplo, buscarse una novia con el mismo nombre. Pero para eso tenía que pensar y no está demostrado que pueda hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación...