lunes, 14 de mayo de 2018

El cartero de cabecera

Cartero de correos

MI cartero de cabecera se jubila y me deja huérfano en el proceloso mundo de la paquetería, porque el género epistolar hace mucho que desapareció y ya no te escriben cartas ni los del Círculo de Lectores, que ya es decir. Le conozco desde hace tantos años que no recuerdo cuántos. Hemos crecido juntos, perdido el pelo al unísono y presumimos de una tupida barba que se tiñe de blanco a pasos agigantados. Le he dicho que me hace una faena, que lo piense mejor y que lo aplace un par de años. ¡Y el tío se lo ha pensado por un momento! 
Con su Vespa amarilla subiendo la empinada cuesta con la bolsa de cuero en bandolera daría para un cuadro costumbrista. Pero no hay pintor que quiera inmortalizarlo. Quedan pocos mensajeros así. Esos que te advierten cuando un sobre tiene pinta sospechosa, multa a la vista, o te firma él mismo un certificado si no estás en casa porque la cosa es de trámite. Además de realizar su función, pasa revista al vecindario por si hay bajas, ventanas rotas o algún viudo o viuda necesita cinco minutos de conversación. Pero tanto valor añadido para el usuario, no es eficiente para la empresa. Le sustituirá un joven motorizado y monitorizado, con un salario minúsculo y una ruta mayúscula, que durante diez horas irá tirando paquetes al portal sin bajarse de la bici o la furgoneta, mientras sueña que algún día se convertirá en piloto de Fórmula 1 o ganará el Tour de Francia. Aunque eso ya es otra historia.

Josetxu Rodríguez
@caducahoy

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación...