¿Dónde falta alguien? Seguro que lo descubres muy rápido
Para empezar borró sus cuentas de Twitter, Facebook, Google +, Flickr, Pinterest y Picasa y anuló las de correo en Gmail, Yahoo, Hotmail y todos los servicios de almacenamiento en la nube como Dropbox, Spotbrox y demás familia. Más tarde desinstaló el Bittorrent y el Emule y pidió la baja en Metaposta y en Irekia. Pasó varias semanas eliminando las tarjetas descuento de Carrefour, Eroski, Ikea y Campsa, grandes recolectoras de datos personales, y pidió que le suspendieran la Barik, el acceso on line de Kutxabank e ING, las facturas electrónicas de Iberdrola, Enagas y del Consorcio de Aguas.
Consiguió que su número de teléfono no apareciera en la guía, metió su smartphone en el congelador y se apuntó a la lista Robinson para ser opaco a la publicidad. Solo entonces se dio por satisfecho. Eran las 4.00 de la madrugada y se había convertido en un profundo agujero negro en el centro de una brillante galaxia de datos digitales; un píxel fundido en un enorme televisor de plasma. Ese píxel desconectado en el que todo el mundo se fija. Llamaron a la puerta...
Josetxu Rodríguez
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