Con su Vespa amarilla subiendo la empinada cuesta con la bolsa de cuero en bandolera daría para un cuadro costumbrista. Pero no hay pintor que quiera inmortalizarlo. Quedan pocos mensajeros así. Esos que te advierten cuando un sobre tiene pinta sospechosa, multa a la vista, o te firma él mismo un certificado si no estás en casa porque la cosa es de trámite. Además de realizar su función, pasa revista al vecindario por si hay bajas, ventanas rotas o algún viudo o viuda necesita cinco minutos de conversación. Pero tanto valor añadido para el usuario, no es eficiente para la empresa. Le sustituirá un joven motorizado y monitorizado, con un salario minúsculo y una ruta mayúscula, que durante diez horas irá tirando paquetes al portal sin bajarse de la bici o la furgoneta, mientras sueña que algún día se convertirá en piloto de Fórmula 1 o ganará el Tour de Francia. Aunque eso ya es otra historia.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación...