viernes, 29 de diciembre de 2017

Soy fan de Anna Muzychuk


 Anna Muzychuk, ajedrez, Riad

SIEMPRE he admirado el ajedrez y a sus grandes maestros de mente privilegiada y enormes manías. Pero, desde hace unos días, el primer puesto en mi lista lo ocupa una ajedrecista que acaba de perder sus dos títulos mundiales por propia voluntad. ¿Hay mayor excentricidad? Se llama Anna Muzychuk, es ucraniana, y dando un ejemplo de honestidad poco habitual en el mundo del deporte, se ha negado a participar en el Campeonato del Mundo de Ajedrez Rápido que se celebra en Riad (Arabia Saudí). La razón es muy sencilla: no quiere sentirse “como una criatura de segunda categoría”, en un país en el que “la mujer tiene que vestir la tradicional abaya y caminar acompañada por la calle”. No es una pose, ni una decisión que le sale gratis, ya que en este torneo se reparten 2 millones de dólares en premios, una cifra muy superior a lo que es habitual, y ella era la principal favorita. 
En febrero, otra mujer, la estadounidense Nazi Paikidze, renunció a jugar el mundial de Irán porque prefería sacrificar su carrera “antes que ser obligada a vestir un hiyab”. Estas dos mujeres han demostrado al mundo que no todo se puede comprar con petrodólares y, de paso, han dejado en evidencia a esas Federaciones Internacionales formadas por hombres que una y otra vez se esfuerzan en lo contrario. El deporte, incluyendo el fútbol sauna de Catar 2022, no debería utilizarse para lavar la imagen de opulentas dictaduras. ¿Los deportistas no tienen nada que decir a eso?
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

viernes, 22 de diciembre de 2017

¡Que no me toque la lotería, por favor!



 Todo listo para ganar el gordo
 
NO quiero que me toque la lotería. Juego por obligación, para no parecer raro o desconsiderado con mi entorno. Y lo hago con cierto temor de que la suerte me acompañe. El mundo está lleno de gente desgraciada por su culpa. Personas normales que, de la noche a la mañana, se emborrachan de euros y enloquecen. Una de ellas, apenas cobró el premio, se operó los labios, se puso pecho y culo prominente, gastó fortunas en tratamientos cosméticos, compró un coche de lujo, un palacete y unos zapatos con tacón de aguja. Después de dar la vuelta al mundo reconoció que se había equivocado, que el dinero no da la felicidad y que no había encontrado al hombre de su vida. Y eso que lo había buscado en los mejores hoteles del mundo y en varios McDonald’s. Es comprensible, ya que la persona de quien hablo era jugador de rugby cuando le tocó el gordo y los trajes de Felipe Varela y Ruiz de la Prada le quedaban fatal, ya que tenían que ponérselos de dos en dos para cubrir su desparramada musculatura. Nadie le advirtió de que las cosas importantes de la vida no tienen precio. Ni siquiera el amor. Por eso hoy no quiero ser un agraciado, ni tener que espantar de la puerta de casa a vociferantes inversores que quieren administrar mi fortuna. Bastante tengo con las gallinas del vecino, que vienen apenas amanece a reclamar su porción de pan duro. Si quieren mis décimos, pasen esta tarde sobre las cinco y se los regalo todos. O casi todos, depende.
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

martes, 5 de diciembre de 2017

Chicote, piérdete



 Chicote en pleno ataque de nervios
 
ABDUCIDO por el Síndrome de los fogones -ese impulso irracional de rodearse de alimentos, pucheros y nitrógeno líquido- he decidido llamar a Chicote para que me ayude a organizar la cocina de casa. El tío no defrauda. Nada más llegar, me dio los primeros consejos: tienes que sacar el futbolín de aquí y dejar sitio para guisar y poner una mesa y unas sillas, dijo. Es un auténtico fenómeno con vista de lince. La prueba es que encontró un horno. ¡Ni yo sabía que teníamos horno! Pues allí estaba, debajo de esa cosa cuadrada de cristal que se pone roja cuando tocas un botón. Lo usaba para secar los zapatos y resulta que en él puedes asar bizcochos, pasteles de merluza y piernas de cordero. No le dije nada, pero me parece más útil la primera función.
 Después me obligó a sacar la flor de Pascua de su recipiente, porque dijo que era una Thermomix y que sirve para hacer sopa. Yo alucinaba. Y, para colmo, se mosqueó porque tengo libros en el frigorífico. Y eso que están ordenados para no romper la cadena de conservación: “El viejo y el mar”, en la balda del pescado;“El espía que surgió del frío”, en congelados;y “El último tango en París”, junto a la mantequilla. Para entonces, ya estábamos algo tensos, y cuando se empeñó en vaciar de botellas mi vinoteca, que él denominó lavavajillas, le mandé a hacer puñetas. Volveré a comer en el primer bar en el que tenga hambre. Chicote, piérdete.
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

viernes, 24 de noviembre de 2017

Maldito viernes negro



 Cumbre secreta en Mungia entre Olentzero y Papa Noel para encarar la crisis que se les avecina.

Estoy deseando que llegue el plácido domingo porque estoy del viernes negro hasta el jueves santo. Y, además, no quiero que me dé un martes 13 porque puedo montar un miércoles de ceniza con el Kalashnikov que compré en el último lunes para celebrar el sábado sabadete. 
Lo digo porque estoy perdiendo los nervios y empiezo a sospechar que los hackers rusos, ahora que han acabado con Catalunya, quieren destrozar nuestro equilibrio presupuestario, bendecido en el Congreso con gran algarabía, con un colapso provocado por el consumo abusivo de compras absurdas y no biodegradables. 
Aún no he terminado de revender las del año pasado y ya me agobian por tierra, mar y aire con nuevas ofertas difíciles de rechazar. A este paso, en un par de años tendré que organizar una feria del desembalaje en el BEC. Sobre todo, para perder de vista esa pulsera que me abronca continuamente porque no cumplo con los mil pasos diarios (se la he tenido que meter en el bolsillo al cartero para que la desfogue, maldita sea). Para el reloj abisal que pitaba porque no lo sumergía a más de cien metros he encontrado solución: lo tiene uno de Ondarroa que lo usa como señuelo para pescar atún. Un favor que me hace. 
Y no se rían, que lo del Black friday es de preocupar. Hasta Olentzero y Santa Claus se han reunido en Mungia para ver cómo afrontan la crisis que se les avecina. Ante la falta de demanda, les veo en el mercadillo de Otxarkoaga vendiendo su stock para poder comer. Ya lo verán.
@caducahoy

lunes, 20 de noviembre de 2017

La corrupción y las cebollas pochadas


 
El Bigotes elude responder de Gürtel desde prisión porque está “pochando cebollas”. Alega que está en un curso de cocina en Valdemoro y que tiene que volver para que no le suspendan.

 
CON la corrupción en el Partido Popular pasa como con esas novelas en las que hay tantos personajes que, pasadas unas páginas, pierdes el hilo y abandonas el libro. En estos momentos no creo que nadie sepa, ni siquiera los jueces, dónde están los cientos de implicados, investigados, detenidos o condenados en los más de sesenta casos que componen la hidra mafiosa de ese partido. Bárcenas, una de las cabezas más visibles, aparece y desaparece como Wally. ¿Dónde está ahora? ¿En la cárcel, en su chalé, en el banquillo, esquiando o dándose un masaje en Suiza? Vaya usted a saber. 
El caso es que esta banda de atracadores nos mira con desprecio por las inevitables molestias que el sistema les causa antes de que puedan volver a ocuparse de sus negocios y sus botines ocultos. Se saben a salvo en una estructura judicial hecha a medida para preservar su impunidad. El presidente Rajoy recibía sobres y su partido va a ser juzgado por destruir pruebas, pero, como un mago, lo cubre todo con la bandera rojigualda. Nada por aquí, nada por allá y ¡plof!: uno sale de la cárcel y se va a casa en su Jaguar, y otro le dice al juez a la cara que no le moleste, que está pochando cebollas y si se le queman, le suspenden el curso de cocina. 
Por favor, pónganles en libertad antes de que se apunten a PrisiónChef y denuncien por torturas al Estado de derecho. Era lo que nos faltaba.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

martes, 14 de noviembre de 2017

Cudadanos del mundo,¡Bilbanizaos!




LOS que somos de Bilbao de toda la vida sabemos que es un planeta en sí mismo, como el de El Principito. Puede caminarse a lo largo en un par de horas y a lo ancho en la mitad. Su término municipal limita con el monte Artxanda y el Pagasarri, aunque algunos lo sitúan entre el nacimiento del sol y el ocaso y se preguntan por qué los de Hong Kong no pagan el IBI al ayuntamiento. 
Desde el centro de la ciudad puede verse de todo: vacas paciendo en las laderas, viñas de txakoli en Arraiz, bosques de robles y pinos en Deusto y hasta un funicular. Y, si no nos dejamos deslumbrar por los reflejos de la Torre Iberdrola, también amplias zonas de infravivienda.
La villa concentra todo lo bueno y lo malo en muy poco espacio, como esas regiones estelares con tanta densidad que engullen todo lo que se les acerca. Agujeros negros creo que les denominan, aunque aquí los llamamos txapelas. Por eso, los bilbainos miramos con condescendencia a Singapur, que nos concedió el nobel de las ciudades, o a los urbanistas comunitarios, que acaban de nombrarnos Mejor Ciudad Europea 2018. Nosotros ya sabíamos que lo era. Esta villa no se pone límites, una cualidad que muchos pueblos tienen pero han olvidado. 
Les invitamos a que disfruten el premio con nosotros. Cualquiera puede ser bilbaino si quiere, como Gehry, aunque también es verdad que si no quiere igual le corremos a hostias por la Gran Vía. 
Ciudadanos del mundo, ¡bilbainizaos!
Josetxu Rodríguez
@caducahoy


















domingo, 29 de octubre de 2017

¡Vaya par de tahúres!

LOS jugadores compulsivos se arrancaron ayer mechones de pelo mientras escuchaban a Puigdemont decir lo que dijo, porque no estaban seguros de que lo que dijo significara lo que quería decir. La casa de apuestas optó por tirar abajo los servidores ya que no sabía a quién dar el premio, si a los que habían apoyado la convocatoria de elecciones o lo contrario. Llegué a pensar por un momento que el Govern de la Generalitat estaba invirtiendo los ahorros de sus consejeros y amañando los resultados para hacer caja y poder pagar la fianza de Mas y los Jordis. Vista su errática política, ahora estoy convencido de ello. Cuando hablamos de las decisiones que se están tomando en Catalunya es difícil acertar, por no decir imposible. Solo aquel bilbaino ilustre que viajaba hasta el hipódromo de Donostia y, como no le gustaba perder, apostaba a todos lo caballos podría salir airoso de un reto semejante. Por lo demás, todo buen ludópata sabe que, en ocasiones, la única forma de ganar es no jugar. Y eso ocurre tanto en el tres en raya como en la guerra termonuclear. Me duele decirlo, pero creo que si Rajoy y Puigdemont hubieran tenido que hacer frente a la crisis de los misiles de Cuba, en estos momentos todos estaríamos en taparrabos cazando ratas fosforescentes en alguna caverna de por ahí. Ambos deberían saber ya que solo Fabra era capaz de ganar en los juegos de azar y era gracias a que no participaba en ellos. Vaya par de tahúres, madre mía.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

domingo, 22 de octubre de 2017

El dedo en el botón 155


El jueves soñé que me aplicaban el artículo 155, que debe ser algo así como el artículo 33 con mala hostia, y me desperté sobresaltado. El 155, tía. Eso es droga dura. Palabras mayores. El copón de la baraja. Un arma de destrucción, más IVA. Hasta el gato se ha asustado. Tanto es así que no se atreven a dispararlo contra Catalunya por si se produce una reacción en cadena y los dos millones de catalanes independentistas trasladan su domicilio fiscal a Andorra. A Montoro le da un yuyu. Sobre todo, ahora que anda el hombre anunciando en Bruselas que el presupuesto de Sanidad y Educación va a caer a mínimos históricos. Concretamente un 6 y un 4%, respectivamente.
El espantajo de ese artículo y la pelea de manguis en que han convertido una declaración de independencia en diferido, les viene genial para distraer la atención mientras le dan a la manivela de los indultos, pasan desapercibidos juicios por corrupción, atraen el voto de la ultraderecha fascista y ocultan 11.000 millones de gastos en el Ministerio de Defensa, por solo poner ejemplos de esta semana.
Me cuentan que ya han probado el efecto del 155 en los Monegros con resultados totalmente satisfactorios. Se han hecho con las administraciones de tres pueblos y los vecinos ni se han enterado. Rajoy tiene el dedo en el botón rojo. Sálvese quien pueda. Y si todo falla, está dispuesto a rodear Catalunya con un muro y, como le aconsejó Trump, que lo paguen los catalanes. Con un par.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
 

martes, 17 de octubre de 2017

El alcohol va a misa



SI no soy bebedor es porque el mundo me hizo así. No es mérito propio, sino un reflejo condicionado. Mi infancia giró alrededor del bar de mis padres y me pasó lo mismo que a los monaguillos, que tanto tiempo junto al vino de misa les provoca un síndrome que, de adultos, les impide pisar una iglesia ni para casarse. 
Conocí a muchas cuadrillas de txikiteros cuyos miembros iban desapareciendo misteriosamente, de un día para otro. Me recordaban aquellas cargas de las películas, donde un ejército avanzaba en apretadas filas y todo el soldado que caía era reemplazado inmediatamente por otro. Pensé que más pronto que tarde serían sustituidos por adictos de nueva generación: los fumadores de porros, por ejemplo. Pero de eso, nada. Ahí siguen defendiendo sus territorios poteros contra viento y marea. 
Las cuadrillas celebraron su fiesta cantando y, como siempre, ajenos al riesgo de su actividad. No les asusta el alcohol, una sustancia que si se descubriera hoy, estaría prohibida por su capacidad de adicción y peligrosidad. Aunque puede ser que teman más el precio del botellín de agua, que cotiza en el Ibex. 
La última vez que estuve en el médico me preguntó si bebía. Le dije que una cerveza con la comida y anotó en su informe: alcoholismo moderado. Igual es lo mismo que les dicen a ellos y han decidido que de perdidos al río. Yo me lo pensaré.

Josetxu Rodríguez
@caducahoy


 El pasado día 11 se celebró la Fiesta de los Txikiteros (Pablo Viñas)

martes, 3 de octubre de 2017

Si te gusta, no lo compartas






SI te gusta, no lo compartas. He llegado a esta conclusión tras comprobar el deterioro irremediable de todo aquello que se muestra en Internet, ya sea una playa o un restaurante. Hace unas semanas, un grupo de amigos subió a YouTube un pequeño vídeo de una paradisíaca piscina natural en la costa italiana. Días después, se agolpaban en ella más de 300 personas con sombrillas y barcas hinchables, además de dos vendedores de pulseras, uno de buñuelos y un dentista de Güeñes.
 Durante años viajé a lugares que aparecían en la guía Trotamundos para descubrir que apenas quedaba un decorado de época asediado por turistas y vendedores de chirimbolos. Y fui consciente de que tan importante como ver es sentir el lugar y es imposible hacerlo si en el corazón de la pirámide de Keops te encuentras con un batallón de marines vociferantes, aunque algunos estén sobrios. 
Hoy, los viajes baratos y las redes sociales son capaces de colocar una brigada de domingueros con barbacoa en cualquier punto del planeta con más velocidad y poder destructivo que un misil norcoreano. Por eso, no hay que identificar los objetivos. Disfrutemos solos de esos paraísos microscópicos que vamos descubriendo como si fueran un tesoro. Y compartámoslos de boca a oído con las personas que queremos como si de un regalo se tratase. De lo contrario, les pasará lo mismo que a esos peces multicolores que se tornan grises apenas se les saca del agua para mostrarlos.

Josetxu Rodríguez
@caducahoy




 




jueves, 28 de septiembre de 2017

Para morirse

ENTRÓ a la consulta y el médico, sin levantar la vista, le preguntó nombre y edad. Aitor, 54 años. El galeno siguió leyendo el impreso. ¿Sexo? Y Aitor dudó entre contestarle que era varón o que ya tenía pareja y no quería ser infiel. A veces, damos por hecho que somos personas sin ser conscientes de que, para la administración, nada es verdad ni mentira hasta que todas las preguntas del cuestionario hayan sido contestadas y rubricadas por un funcionario. Hasta entonces, somos un ente que vaga por los pasillos en busca de una ventanilla o una mesa de despacho que tenga sellos de caucho con anagramas oficiales. Algo así le ha pasado a Juana Escudero Lezcano, de 54 años y vecina de Alcalá de Guadaira, quien asegura que, para la Seguridad Social, lleva muerta seis años porque una persona con su mismo nombre, apellidos y fecha de nacimiento está enterrada en Málaga. Y claro, eso le produce muchos dolores de cabeza y ni el médico de cabecera la cree al constatar que es una difunta. “¡Que no estoy muerta y tampoco de parranda!”, clama ella sin que le hagan caso. Y protesta por el agravio comparativo que supone que los muertos no tengan que demostrar que lo están. El caso es peliagudo y va para largo, le dice su abogado, no solo porque todos los jueces están acuartelados en Cataluña, sino porque primero hay que demostrar que la señora enterrada no se está haciendo la muerta. Algo tan difícil de probar como que uno está vivo. Para morirse, oiga.

Josetxu Rodríguez
@caducahoy

martes, 19 de septiembre de 2017

Elogio del paraguas


Elogio del paraguas


lOS nacidos fuera del botxo quizás no sepan que, durante siglos, a los bilbainos nos enterraban junto a nuestro paraguas. Podríamos haber elegido cualquier otro ajuar funerario, desde las dos monedas de los griegos al desparrame de culturas que se llevaban consigo a familia, criados y todo tipo de pertenencias, pero nuestro carácter modesto y discreto, como todo el mundo sabe, nos impide hacer alardes. Por eso, elegimos a un compañero que no nos abandona a sol ni a sombra y que permanece a nuestro lado aunque caigan chuzos de punta. 
Un botxero solía poseer dos a lo largo de su vida: el que le regalaban en la primera comunión y el que se compraba con el primer sueldo. Durante muchos años, antes de que se inventara el ADN, las identificaciones de tumbas podían realizarse siguiendo las iniciales en la empuñadura y la marca de fábrica. Solo de las sotanas hechas en el Casco Viejo puede decirse algo similar. 
Todo esto que les cuento es historia. Hoy, los paraguas se disuelven con la lluvia y una leve brisa los desbarata antes de llegar a casa. Solo resisten los que se manufacturan a prueba de huracanes en la calle Prim. Una leyenda dice que en el mismo lugar fabrican el sirimiri con unas ollas inmensas. Y que la relación entre el número de paraguas y días de lluvia permanece estable desde tiempos de Noé. Debe pasar lo mismo con los aerogeneradores, que uno no sabe si giran porque sopla el viento o hace viento porque giran. ¿Ustedes qué creen?
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

martes, 12 de septiembre de 2017

Tirar antes de leer 99: El referéndum en Ikea

El referéndum catalán se celebrará en Ikea. Mantenemos en secreto.

sábado, 9 de septiembre de 2017

La cabina

CAMINABA concentrado hacia el trabajo buscando la fórmula para resolver el conflicto catalán antes de que las minutas de jueces y abogados arruinen definitivamente las arcas del Estado, cuando casi me di de bruces con un artilugio instalado en la plaza del Sagrado Corazón de Bilbao. Me acerqué y pude ver esta pequeña inscripción: PULSE *01 SMS-FAX. Ante esta extraña nomenclatura, decidí llamar a la brigada de desactivación de artefactos de la Ertzaintza. Y en ello estaba cuando se acercó un señor bajito, rechoncho y con fajín que, con su voz atiplada y grandilocuente, me pidió permiso para utilizar el teléfono. Metí la mano en el bolso para cederle el móvil, pero, ante mi sorpresa, lo rechazó y cogió un soporte que estaba unido al armatoste con un cable metálico. Metió unas monedas por una ranura y esperó.
Yo estaba ojiplático y pensé que se lo iba a tragar Matrix, pero el señor con tono irritado comenzó a decir: “Usted haga como yo y no se meta en política. Ahora se habla de democracia. Nosotros, los españoles, ya la hemos conocido. Y no nos dio resultado. Cuando otros van hacia la democracia, nosotros ya estamos de vuelta. Estamos en la meta, a esperar a que los otros regresen también. O sea, que lo arregláis o lo arreglo yo”. Con la última frase pegó un taconazo y se fue. El cacharro devolvió una moneda y la recogí. En una de sus caras podía leerse claramente: ‘Una, grande y libre’. En la otra reconocí perfectamente el perfil del hombrecillo. ¡Cooollons!
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

jueves, 7 de septiembre de 2017

El síndrome del emperador


El síndrome del emperador

HUBO un tiempo en el que parte de la educación de los niños la realizaba la tribu. Cualquier adulto tenía la potestad de reprender a un chaval que estuviera haciendo trastadas en la calle, aunque careciera de parentesco con él. Era algo cotidiano y que contaba con el beneplácito social. De hecho, más de uno ha llegado a ser campeón de taekwondo esquivando zapatillas y escobazos. Si soy sincero, de los capones que he recibido, ninguno me lo han dado en casa. Se lo cuento a mi hija y me mira como miraba a su muñeco parlante. Y no me extraña. 
Ante una situación similar, con un coscorrón de por medio, hoy en cinco minutos la zona estaría acordonada por la Policía Municipal y un batallón de psicólogos atendería al muchacho mientras se llevaban detenido al inconsciente agresor. En el caso de que fuera maestro, la condena podría ser a perpetuidad. Algo parecido ha ocurrido en A Coruña, donde una madre ha sido denunciada por su hijo de 11 años a quien dio un bofetón por negarse a poner el desayuno, insultarla y, fuera de sí, tirar al suelo el móvil de alta gama con el que oía música. El juez ha visto “justificado” el cachete frente a la actitud de “síndrome del emperador” del hijo y señala que “de no mediar una inmediata corrección, el menor trasladará dicho comportamiento a terceros”, por lo que ha absuelto a la procesada. Ahora está por ver si el crío recurre hasta llegar al Constitucional. Es posible.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

miércoles, 6 de septiembre de 2017

No vayan al campo


No vayan al campo

SI me permiten un consejo, les pediría que no se dejen engañar por esa corriente de pensamiento que demoniza las vacaciones de playa, discoteca y gin-tonic en base al ruido, los malos olores, la masificación y el desenfreno desenfrenado. Todo eso es verdad, pero no tanto como asegura el lobby de la casa rural, que se envuelve en un paisaje bucólico con pajaritos, tomates sonrosados y paseos por la orilla del río a lomos de Platero
Si se trata de descansar, de verdad, las vacaciones hay que pasarlas en casa, en la propia, donde poseemos un catálogo de comodidades de las que disfrutamos poco por falta de tiempo. El colchón está hecho a nuestra espalda y la almohada se lleva bien con las cervicales, y hay wifi con velocidad suficiente y un sofá para la siesta y la nevera llena y los vecinos se han ido. ¿Hay algo más parecido al paraíso? Puede que sí, pero no en el campo. 
A los que se quejan del jaleo discotequero les recetaría una semana escuchando a todas horas las campanadas del reloj de la iglesia, al perro poeta que se pasa la noche ladrando a las estrellas y al resto del zoológico local, incluido el pastor, que saca a las ovejas de paseo a las 5:05 de la mañana. Por no citar al coro de pajarillos, nunca menos de 100.000, que compiten con las moscas, mosquitos, burros, motoazadas y otras alimañas durante la siesta. En el campo solo se disfruta de un rato de silencio entre las 4.30 horas y las 4.45. Pero no siempre. En ocasiones, si deja de respirar por un momento, oirá cómo crece la hierba. Un auténtico escándalo.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

domingo, 27 de agosto de 2017

Fotitos de gatitos

TRAS los atentados yihadistas en Barcelona, varios colectivos sugirieron cambiar las fotos de La Rambla por imágenes de gatitos. Estuve por proponerlo en la reunión de redacción, pero me contuve por dos razones: la primera, porque soy una persona adulta que ya sabe vestirse sola;y la segunda, porque soy periodista. De la vieja escuela, ya ven qué desgracia tengo.
Cuando trabajo me dirijo a un lector que compra el periódico o conecta con deia.com en demanda de información veraz, precisa y contrastada. Y que, por dura o desagradable que sea, le sirva para hacerse una idea real de los hechos y tomar decisiones que hagan de este mundo un lugar mejor. Sin eufemismos, sin sensiblerías, sin lemas teledirigidos. De lo contrario, me consideraría un traidor a generaciones de periodistas que han arriesgado su vida para meterse en lugares de los que todos querían salir.
Todo esto no se consigue con gatitos. Imagínense por un momento que las imágenes de los campos de concentración nazis se hubieran cambiado por fotos de perritos falderos. O las de los asesinatos de ETA por pintxos de bacalao. O el niño refugiado ahogado en una playa, por una moto de agua. ¿Su percepción sería la misma? ¿Actuarían igual sin haber visto las imágenes? Los periodistas estamos para fastidiarles la mañana a ustedes y a quienes nos prefieren indolentes y pusilánimes. Para ver gatitos ya está Facebook, donde todo es dulce y bonito, pero más falso que un selfi. Ustedes eligen.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

domingo, 6 de agosto de 2017

Neymar, pan y césped



Neymar no vale nada. Tan solo es un joven deportista capaz de mover con precisión una pelota. Una habilidad efímera y sin trascendencia salvo para aquellos a quienes les divierta el fútbol. Como el oro o las angulas, su valor es meramente especulativo. Hoy vale 222 millones de euros, mañana la mitad o el doble. Nada que ver con el deporte, son solo negocios. Una catarata de euros de dudosa procedencia que cambia de manos, de país y de color, ante la beatífica mirada de quienes tenían que regular este tráfico de capitales y aplauden desde los palcos de los estadios. La connivencia de las autoridades con el fútbol es solo comparable con la de los aficionados, que gritan pan y césped sin hacerse preguntas. 
La deuda de los clubes en el Estado ronda los 3.500 millones, un buen pellizco de ellos a Hacienda, y la fiesta sigue como si tal cosa. El París Saint Germain, protagonista de la opa sobre el jugador del Barcelona y colonizado por Catar, gasta más de lo que ingresa y campa a sus anchas rompiendo la banca. 
Y lo que más duele es el agravio comparativo con todos esos astros anónimos que intentan meterle un gol al cáncer, por solo poner un ejemplo, regateando el abandono y el anonimato. Con lo que se paga por Neymar podría hacerse una línea de billetes de 50 euros de 628 kilómetros. De ese tamaño es la obscenidad de la propuesta. 
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

viernes, 28 de julio de 2017

Ricos conflictivos ¡fuera!

 Más imágenes de Eneko, aquí 

TIENEN derecho a la vivienda como cualquiera, pero no aguantamos más. Desde que esa familia de ricos se ha mudado a nuestro portal desde La Bilbaina, la convivencia se ha hecho insoportable. No muestran ningún respeto por nuestras costumbres y se niegan a fregar la escalera. Al principio, pensamos que eran refugiados porque venían con los pantalones rotos, la ropa desgarrada y los niños hablaban raro. Luego supimos que iban al Colegio Alemán por la mañana, al Francés por la tarde y al Japonés en verano. Normal. 
Su madre, más de lo mismo. El otro día se puso un collar de brillantes que a la del segundo casi se le desprende la retina cuando se cruzó con ella en el portal. Y no hay derecho, que los ojos son para toda la vida. Por no hablar de su interior: se le cayó una braga del colgador al patio y llamó a los geos. Dice que perteneció a la emperatriz Sissi y que temía que se la robáramos. Pues no, señora. No es no. No vamos a permitir que nos mangonee. Que somos gente humilde pero sencilla. Y no queremos piscina en el tejado, como usted pretende. Y no es por la derrama de 16.000 euros por vecino, sino por las humedades. Y estamos hartos de que fumigue el ascensor con su Chanel 05, que luego vamos a la pescadería y Manolo tiene que tirar las sardinas porque pierden el aroma. 
Le vamos a decir al alcalde que se los lleve a su casa, pero no sé si querrá, porque estos son capaces de subirse el Ferrari al piso. ¡Qué gente, por Dios!

Josetxu Rodríguez
@caducahoy

lunes, 17 de julio de 2017

Me refiero al referéndum



 
LOS catalanes están como cabras, tío. Todavía no se me ha olvidado el primer referéndum de independencia autogestionado en el que participé el 20 de noviembre de 1975 en la Universidad de Bellaterra y ya están organizando otro tan surrealista e inútil como aquél. El primer día sin Franco, el bar de la facultad era una especie de bacanal con vino de Valdepeñas y porros marroquíes. Mientras un tío hacía cabriolas con una moto sobre el mostrador, lo juro, alguien propuso declarar la independencia de Catalunya por sorpresa. Allí mismo. En ese momento. Todos estuvimos de acuerdo. Fue una especie de orgasmo colectivo político festivo que duró lo que dura una amapola en la mano. “Escolti, tú: ¿Y quién vota?”, preguntó uno al fondo. “¿Los estudiantes españoles también?”. Ahí se acabó el baile y comenzó la asamblea. La gente se agrupó por afinidades y hubo turno de palabra. ¿Y las urnas? ¿Y quién cuenta? ¿Y quién controla a los falangistas? ¿Yo puedo votar por la independencia de España? Yo no he traído el DNI, ¿me da tiempo a ir a casa? 
Nos costó horas llegar a un acuerdo. Al carecer de urnas usaríamos papeleras y se haría el escrutinio antes de que recogieran la basura. Delegábamos en el repetidor más veterano, que no estaba presente, para que llevara los resultados a Arias Navarro en persona. Como ya eran las 3.00 y perdíamos el tren a Barcelona dejamos una nota a los de la tarde para que ultimaran los pequeños detalles. A fin de cuentas, el trabajo duro ya estaba hecho. 
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

martes, 11 de julio de 2017

lunes, 10 de julio de 2017

Perdonen que me ría



HAN hecho análisis, contraanálisis y una cata de bacilos y han llegado a una conclusión sorprendente: la ría de Bilbao no es apta para el baño, no puede beberse y moja cuanto te metes en ella. Algo que todos los del bocho sabíamos, pero lo guardábamos en secreto para no espantar a los turistas; que bastante susto se llevan los pobres con los precios de los hoteles: se los duplican de la noche a la mañana aprovechando el BBK Live y, encima, les abroncan porque no han ocupado todas las habitaciones. 
En realidad, solo a los foráneos se les puede ocurrir darse un chapuzón en ese cauce de nuestros amores. Desconocen que únicamente los del centro de Bilbao y los de Deusto pueden bañarse en ella sin peligro. Las bacterias temen a los primeros porque son capaces de hacer un pintxo con cualquier cosa, y saben que los segundos llevan en el ADN tomatero suficientes pesticidas, herbicidas y fungicidas para acabar con un bicharraco solo con el aliento. 
Los que cruzamos la ría a diario vemos que mejora adecuadamente, pero intuimos que le faltan unos cuantos lustros para conseguir la bandera azul. Aparenta estar limpia, tiene peces y hasta un caballito de mar con tres ojos y una pierna, pero también el agua del estanque de los patos de doña Casilda tiene buen aspecto y nadie se la echa al whisky. Si quieren un consejo, fíjense en las gaviotas: todas llevan sandalias cangrejeras cuando caminan por el fango de las orillas. Y no han hecho análisis de metales pesados.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

lunes, 3 de julio de 2017

El telematón



LLAMA una teleoperadora para regalarme 120 canales de televisión y, como es muy amable, le pido que me haga el favor de quitarme todos menos dos. Con 120 canales me volvería loco en dos semanas. Ahora, con 36, me siento en el sofá, cojo el mando como si fuera una espada láser y, cuando me doy cuenta, han pasado dos horas y estoy catatódico
Primero hago un zapping siguiendo los números naturales de la programación para ver cómo está la cosa. Atravieso la zona de los telediarios y el entretenimiento chorra e infantiloide para penetrar en el baúl de los recuerdos, con series antiguas y personajes con pantalones acampanados. Acto seguido, me adentro, con cierto temor, en el pantano del morbo: programas sobre niños asesinos, obesos de 320 kilos, pústulas como melones y casas donde el dueño no se distingue de la basura. Superado este obstáculo, alcanzo el final del viacrucis y debo ser prudente porque, si me paso de frenada, puedo caer en la peli porno de una emisora local o, lo que es peor, en el canal Disney o Teledeporte. 
De allí regreso para revisar los canales que tenían anuncios y comprobar que siguen igual. A veces, sigo el orden de los números primos, pero es desasosegante porque lo mismo en una cinta española de La2 aparece una monja en éxtasis y, en la siguiente, una española en éxtasis con un monje shaolín. ¿A ustedes les pasa lo mismo o son normales?
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

viernes, 30 de junio de 2017

¡Que te pires, leptospira!




La leptospira, esa bacteria que no tiene ni media hostia, ha estado a punto de provocar la evacuación de Bilbao, una ciudad que ha resistido crueles bombardeos, la guerra de las banderas y una carrera de Fórmula 1 en el Parque de los patos. Mientras tanto, los veteranos del lugar nos reímos de la histeria colectiva y nos echamos las manos a la cabeza. Y no por la incidencia de la enfermedad, que es insignificante y no se manifestaba desde 2013, sino por la cantidad de organismos que se han movilizado para hacer frente a las toses de un par de bañistas. Ni la ONU tiene tantos observadores como los que dedican su atención a esta ría del Nervión que, aunque la miremos con buenos ojos, no es el Orinoco. El Consorcio de Aguas, el Ayuntamiento de Bilbao, Osakidetza, la Agencia Vasca del Agua y la Demarcación de Costas la tienen en el punto de mira y se muestran incapaces de acorralar a este bicho que si se cae desde el borde de una mesa se mata. Antes de nadar en un cauce que ha estado muy enfermo, los expertos piden sentido común, pero no hay suficiente para todos. Y, al final, el alcalde ha tenido que ponerse el bañador de mando y evitar que la Villa aparezca en las listas junto a Fukushima, Chernóbil, Guinea Conakry, o lo que es peor, en el último puesto de Tripadvisor. Para ello ha preparado un plan y atacará con una enorme batería de protocolos, permisos, documentos, parámetros y análisis. Nada ni nadie puede sobrevivir a algo así. Leptospira, ya eres historia.