lunes, 7 de noviembre de 2016

Abandono el grupo de whatsAPP


 

NUNCA, y cuando digo nunca quiero decir por el momento, volveré a pertenecer a un grupo de WhatsApp que me tenga como miembro. Ya he sufrido bastante. Al principio lo cogí con gusto, ya saben, la camarilla de padres histéricos que hacen los deberes a los niños y barbacoas multitudinarias los domingos. Aguanté dos semanas y lo abandoné para crear el de bullying, acoso y derribo del maestro, mucho más eficaz, porque dejó de poner tareas. 
Solucionado el problema, pasé al deporte escolar. Los dos primeros fines de semana, bien, pero el tercero Nerea metió un gol y su padre nos envió doscientas fotos y siete vídeos en calidad 4K. Fundió tres teléfonos móviles de Euskaltel y la red estuvo caída durante seis horas. Hasta llamaron los americanos porque pensaban que había sido un ataque ruso. Cambié de ambiente y conseguí colarme en el de las amigas de mi mujer, que tenían excluida a mi mujer para poder criticarla. Había como 400 mensajes diarios y no me enteraba de nada. Una vez les pedí que me hicieran un resumen y me enviaron 512 respuestas.
No duré mucho, porque descubrí que el grupo lo había creado mi amante esposa suplantando a una de mis exnovias para ver qué decíamos de ella en la intimidad. Tras esta experiencia traumática, pedí el ingreso en el club wasapero de los corazones solitarios. Me admitieron al mismo tiempo que todos lo abandonaban. Y la verdad, no sé si son muy consecuentes o unos cabronazos. Ya les contaré.
@caducahoy

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