sábado, 23 de julio de 2016

Viajar es de pobres

HUBO un tiempo en el que viajaba como un paquete. Iba a una agencia, pagaba una cantidad adecuada y me adjudicaban un código de barras. Igual que a las reses, pero sin grapármelo a la oreja. Iniciada la peregrinación, tenía orden de seguir a una persona con una sombrilla de colores en parajes desérticos o con paraguas chillón bajo el diluvio. El plan era precipitarse por tierra, mar o aire sobre uno o varios países relativamente civilizados, hacer muchas fotos, coger alguna diarrea y esquilmar sus tiendas de souvenirs como si no existiera El Corte Inglés. No obstante, lo que parecía un planazo se convertía en una auténtica tortura.
Recuerdo la excursión de medio día a un templo egipcio que estaba a 1.250 kilómetros del hotel; los mosquitos de Cayo Largo, que te agarraban de las orejas y en los manglares te succionaban hasta dejarte inconsciente y aquella sopa defoliante de Singapur. Nunca he madrugado tanto, recorrido más kilómetros y perdido tantas horas esperando transporte como en vacaciones. Un comportamiento absurdo y antinatural. Hasta que llegué a la conclusión de que viajar es de pobres. Los ricos, los que saben vivir, solo lo hacen cuando trabajan. En su tiempo libre reposan en lugares cómodos, casi sin moverse, viendo pasar el tiempo del que habitualmente carecen. Ahora solo hago excursiones al interior... de mí mismo. Un territorio inexplorado y sorprendente al que no ha llegado Ryanair. Por ahora.

Josetxu Rodríguez. @caducahoy

viernes, 22 de julio de 2016

Tirar antes de leer 91: a cazar Pokemon


viernes, 15 de julio de 2016

Hollande descabellado



FRANCIA se enfrenta al estallido de una burbuja capilar que podría dejar la crisis española del ladrillo a la altura del barro cocido. Y todo por culpa del sueldo del peluquero de Hollande, que cobra 10.000 euros brutos mensuales por estar disponible día y noche. Algo totalmente descabellado. A 30 euros el corte, lavado y peinado, que es lo que se cotiza en París por este servicio, el presidente luso debe utilizar a su peluquero al menos diez veces al día. Algo difícil de creer porque Hollande es medio calvo. A los malpensados solo les salen las cuentas si el servicio nocturno incluye el arreglo de cejas, de ingles, masajes varios o algún tipo de final feliz como cosquillas o besoterapias. No sé, por decir algo. 
El caso es que en Francia, que se enfrenta a recortes sociales de todo tipo, este dispendio lo consideran una auténtica tomadura de pelo. De media contamos con 150.000 cabellos, François tiene la mitad y, como su asistente ha cobrado 600.000 euros, sale a 8 euros cada uno, un pelín caro. Ni siquiera el carpintero que le hacía las alzas a Sarkozy cobraba tanto y eso que asoló un bosque entero de la Amazonia para conseguir la madera adecuada. En esta tesitura, acongoja preguntar cuál será el sueldo de su médico de cabecera, por mucho que al presidente esto se la pele. Ni siquiera los 48.211 euros que costaban las clases de euskera de Patxi López cuando era lehendakari montaron tanto revuelo. Y no parece que tuviera un pelo de tonto.

Josetxu Rodríguez @caducahoy

jueves, 7 de julio de 2016

El trío de los horrores

Tendría que juzgarlos el Tribunal de la Haya por crímenes contra la humanidad y  por iniciar una guerra a su conveniencia, pero se irán de rositas. Su legado: centenares de miles de muertos, atentados por doquier y un mundo más inseguro. Este es su currículum:

domingo, 3 de julio de 2016

Un delegado sindical pasa quince años sin ir a trabajar



En la historia de las grandes hazañas de los delegados sindicales tendrán un capítulo propio los dos miembros de la CGT en el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera que llevan quince años sin ir a trabajar. Los responsables municipales, después de una exhaustiva investigación que descartó que una gripe pudiera durar tanto, concluyeron también que 180 meses es demasiado tiempo incluso para haberse quedado dormidos. Los sujetos en cuestión, lejos de excusarse diciendo que habían cogido unos días de asuntos propios, que podrían haberlo hecho, decidieron ser sinceros y explicaron que tenían “un acuerdo tácito con gobiernos anteriores” para trabajar en casa, pero que no recordaban con quién, ya que los alcaldes cambian muy rápido. Creen que cada cuatro años o así. Uno podría preguntar a qué se dedica su jefe, responsable de controlar al personal tácito, explícito y en comisión de servicios, pero igual ha estado virtualmente tan desaparecido como los susodichos o vive en Alemania o carecía de medios para ir a buscarlos. Espero, no obstante, que no le haya pasado lo que al mítico funcionario laborioso que, metido en su despacho, no levantaba la cabeza de la pantalla. Entraba el primero y salía el último. No tomaba café ni perdía el tiempo charlando. Un día fueron a cambiarle el ordenador y descubrieron que llevaba muerto varios lustros. A su mujer le hicieron devolver tres trienios. Puede que no sea cierto, pero tácitamente creo que sí.
@caducahoy

viernes, 1 de julio de 2016

Condenados a planchar eternamente


ME dicen que un joven ha inventado un artilugio que evita el planchado y no me creo nada. Como todos ustedes sabrán, incluso si hicieron pira a la catequesis, Dios expulsó a Adán y Eva del Paraíso por ciertos problemas con la dieta vegana que ella seguía y les condenó a ganarse el pan con el sudor de su frente. Pues bien, lo primero que se encontraron nada más traspasar la puerta del Edén fue una plancha. ¡Ay, la plancha! Qué trabajo tan atroz. Recuerdo que la última vez que la usé fue para darle un repaso a los pantalones acampanados. Háganse una idea. Desde entonces he buscado todo tipo de alternativas para eludir esta tarea. Empecé colocando las camisas bajo el colchón, pero era tan fino que me molestaban los botones. Lo intenté después con el vapor de la ducha y funcionaba más o menos bien, pero en invierno era molesto llevarla mojada casi todo el día. La cosa mejoró cuando me informaron de que no tenía que ducharme con ella puesta, sino colgarla en una percha. Me pareció demasiado trabajo comprar una percha. Empecé a ponerme dos camisas a la vez: la del interior se alisaba con el calor corporal y, al día siguiente, podía usarla en el exterior. Así fui pasando hasta que hace unos años un visionario descubrió que la arruga era bella. No entiendo cómo no tiene el Premio Nobel de la Paz, con todas las guerras cotidianas que ha evitado. ¡Santo tenían que hacerle!
Josetxu Rodríguez  @caducahoy