sábado, 13 de noviembre de 2010

Bush, por favor, no nos tortures




[caption id="attachment_251" align="aligncenter" width="359" caption="Bush, con el libro al revés, en una escuela"][/caption]

El ex presidente George Bush, lejos de arrepentirse de impulsar la tortura para conseguir información valiosa para los intereses norteamericanos, ha decidido extenderla cual arma de destrucción masiva publicando un libro. Nadie duda de que se lo habrá escrito alguien, dado que la última vez que cogió uno en la visita a una guardería intentó leerlo al revés, y eso que contenía ilustraciones y era para niños de parvulario. En otra ocasión, alguien dejó uno olvidado en el despacho oval y, cuando lo vio, se llevó tal susto que a punto estuvo de perecer ahogado con una galleta que estaba engullendo. No me lo invento yo, que el suceso está publicado en la prensa seria, si es que existe, claro está. De la misma opinión es el exportavoz del Gobierno alemán, que se reunió con Bush antes de la guerra de Irak y asegura que era imposible entenderse porque "su capacidad intelectual era extraordinariamente baja. No tenía ni idea de lo que ocurría en el mundo, pero conocía cada cuerno de Texas".

Sin llegar a los extremos de Ronald Reagan, al que tenían que explicarle la política económica con dibujos de Barrio Sésamo, George Bush ha sido una calamidad no sólo para su país, sino para el mundo entero. Y no deja de sorprender la querencia del pueblo norteamericano por personajes primarios e infantiloides para que les presidan. Ese es el problema de Obama, que le toleran que sea negro, pero no que haya estudiado en Harvard. En un presidente, eso es imperdonable. Si escribiera un libro, nadie lo compraría.

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